Recuerdo que la primera canción que escribí tenía que ver con una noticia: un tipo había matado a otro porque le había robado una pala y una picota. Yo tenía 12 o 13 años y me llamó mucho la atención el fenómeno de la muerte por algo tan simple. El coro de la canción decía "nadie cree en nadie... Era bien terrible".
"El tercer disco se llama De Paseo, porque es como si Julio Pino paseara por diversos ritmos latinos. Hay un bolerito, una canción que tiene algo de cumbia, otra de huayno y también otras más pop".
"He tratado de llevar la música hacia un plano más teatral con el personaje de Julio Pino. Cuando estoy en el escenario me acomoda mucho más interpretar a una persona que va más allá de mí, porque al cantar con tu guitarra al frente de un público eres solo eso: tú cantando ante un público".
"Descubrí la música bastante antes que el teatro, porque mi mamá me regaló una guitarra cuando tenía 12 o 13 años. En ese tiempo me atraían mucho las letras de Robert Smith y de Morrissey. Ellos hacían un tipo de poesía y fueron un pretexto para empezar a escribir".
“Hace algunos años, cuando tocaba en otras bandas, me daba vergüenza decir que las canciones eran mías, entonces inventé que tenía este amigo que me las escribía, y que se llamaba Julio Pino. Si la gente las encontraba buenas, yo seguía diciendo que eran de Julio Pino”.
“Al tener una banda más estable me he puesto más permeable a las influencias de los integrantes del grupo: el bajo de Eduardo ‘Negro’ Silva, las percusiones de Felipe Hurtado, los teclados de Rolando Álvarez, la guitarra de Álvaro Zambrano y la batería de Sergio Carlini. Ellos le imprimieron ese ritmo más latino al disco De Paseo”.
“En mi personaje de Julio Pino voy contando las canciones como si fueran un cuento. Julio Pino es un Juan Pérez, un tipo absolutamente normal, que se ve envuelto en distintas situaciones. Es un antihéroe”.
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