Matías Oviedo: La música me llevó a la parte artística



Yo trabajo en la tele, porque de eso vivo, me entretiene, lo encuentro una pega la raja, pero si fuera por mí tocaría y haría teatro nomás, que es más interesante. El teatro a mí me gusta y siempre estoy tratando de estar en el teatro, la tele si bien es otro formato que también me gusta, lo encuentro entrete, pero si pudiera prescindir de él, lo haría.


Matías Oviedo es músico y actor, y aunque su rostro se ha hecho más reconocible por los trabajos que ha realizado en televisión, desde niño Matías cultiva la que es tal vez su gran pasión, la música, a la que da forma y vida a través de su proyecto de “banda solista” bautizada con el nombre de Julio Pino, una especie de alter ego en el que desarrolla su lado más íntimo y personal a través de composiciones propias, en las que explora la fusión entre el Pop y la música Latinoamericana.

¿Julio Pino es un personaje con historias, amores y sueños propios, o es Matías Oviedo con sus historias, sus sueños y sus amores, pero con otro nombre?
Creo que sí, es eso un poco, creo que es como la deformación de actor, también de traspasar las cosas de uno a un personaje, como yo vengo de ese lado, traté de hacer de Julio Pino un personaje al que le pasan las cosas o el que sufre o el que lo pasa bien, no ser directamente yo en ese sentido. Me nace eso, no ponerme a mí en primera plana, sino a este personaje Julio Pino, como identidad, y yo como Matías Oviedo quedarme detrás, que sea este personaje el que en el fondo hable por mí.


Eso obedece a un poco de pudor tal vez…
Sí, más que nada es eso, de hecho Julio Pino nació (el nombre) cuando yo era más chico, hacía canciones y me daba vergüenza decir que eran mías, entonces yo decía que eran de un amigo que se llamaba Julio Pino. Al final junté un montón de canciones y ya era Julio Pino.


¿A qué edad empezaste a hacer tus primeras canciones?


De chico, empecé a tocar guitarra como a los doce años, a los quince ya tenía un grupo y hacía canciones.
                                       

Entonces eres primero músico que actor.

Sí, de hecho yo soy actor como de casualidad un poco, porque entré a estudiar a la Católica y entré a estudiar música.


Estuviste un año ahí…
Estuve un año estudiando contrabajo y entré a estudiar las dos cosas al mismo tiempo, entré a estudiar música y dije “pucha, voy a entrar a estudiar otra cosa también”, hice las pruebas en teatro, quedé y de ahí me atrapó el teatro, fue la vida que me llevó hacia allá, en principio entré a estudiar música y después a teatro porque tenía que estudiar una segunda carrera nomás, como de tontera, de presión social quizás.

¿Por qué abandonaste los estudios de música?

Lo que pasa es que entré a estudiar contrabajo y el estudio de intérprete es bien solitario y el teatro es todo lo contrario, súper colectivo, y eso fue lo que a mí me llamó la atención de trabajar con un equipo, con gente, más que estar todo el día encerrado en la pieza estudiando el contrabajo, fue una decisión súper natural y no podía hacer las dos cosas al mismo tiempo tampoco, era mucho. Entonces dije“me quedo con el teatro”, y con la música me empecé a dedicar más popularmente, en esa primera etapa era siempre el que musicalizaba los ejercicios, los exámenes y esa onda.

Con un pasado musical en la banda Bobo, ahora tú presentas a Julio Pino como tu banda solista.

Sí, Bobo era más una banda compartida con la Elvira López, la de Pink Milk, que ahora tiene un grupo que se llama ELO, el grupo (Bobo) era de ella, yo entré, después fuimos pareja por mucho tiempo y el grupo empezó a ser como de los dos, ella cantaba, yo tocaba bajo, después empecé a tocar guitarra y hacíamos canciones juntos. Ella tenía un montón de canciones, yo empecé a meterme ahí, pero Julio Pino son mis propias canciones, es un como un proyecto que lo llevo adelante yo nomás.


En las composiciones ¿interviene el resto de la banda o tú te encargas de todo?
La letra y la música son mías, la banda igual sí interviene en los arreglos más que nada, yo hago la canción, la grabo en mi casa, el bajo, la guitarra, algunas cositas y después el bajista le hace una buena línea de bajo y cada uno se mete en su instrumento porque lo domina, pero claro, las ideas musicales y las canciones son todas mías.


Con padre Ingeniero Comercial y madre Educadora de Párvulo, ¿de quién heredaste o de dónde viene tu inclinación por la música y la actuación? No es familiar…

No, no es familiar ni pa’trás, y no sé cómo surge en realidad, fue súper espontáneo de interesarme en la música. La música me llevó a la parte artística. El hermano de mi mamá me llevó desde chico a los primeros recitales que se empezaron a hacer en Chile, yo ví a Metallica el 93, vi a Guns ‘n’ Roses el 92, él (su tío) era súper metido en la onda roquera y me regalaba cassettes y ahí me empecé a meter.



Y antes de estudiar Música jugaste en la Universidad Católica y tuviste de compañero de equipo a Milovan Mirosevic y Patricio Ormazábal. ¿Tampoco iba por ahí tu futuro?


Jugué en la Católica cuando más chico en realidad, como desde los 11 años hasta los quince, por ahí.

¿Pensaste seguir en el fútbol?

A esa edad sí, a los 12 años todos queríamos ser futbolistas (risas) y de hecho yo estaba ahí, entrenaba, pero después a los 14-15 años empecé a cachar que para ser futbolista y meterte en el rollo tenís que tener súper harta vocación, como ser atleta de alto rendimiento, tienes que entrenar todos los días, todo el rato y no era lo mío. Y en esa etapa también empecé a cachar que no era tan bueno y ya llegar hasta arriba iba a ser un desafío muy grande, en esa etapa ya estaba tocando guitarra.

¿Te quedó la afición por el fútbol?


Sí, soy futbolero hasta el día de hoy.


¿De la Cato?


No, soy del Colo-Colo, y cuando jugaba en la Católica siempre fui del Colo, yo jugaba en la Católica porque mi hermano, que era más futbolista que yo, jugaba en la Católica, él me llevó.

Del rigor que te ha dado el teatro, ¿qué puedes rescatar para incorporarlo dentro de tu música?


En el fondo, es como que el trabajo te va a dar resultados, eso se aprende harto en el teatro, de que nadie te da nada, o sea es uno el que está en el escenario y si no te defendís tú, no te defiende nadie y eso se logra a través de trabajo, ensayo, ensayo, ensayo, y eso también pasa con la música, creo, quizás como toda disciplina artística. En el teatro esa disciplina se ve harto, me ha servido para la música, y la perseverancia, que uno ya lleva harto rato y espera que la cosa sea más masiva de lo que es, y no lo es, y uno se desanima, pero hay que seguir dándole, porque como te decía antes, es mi proyecto personal, no hay un objetivo de hacerme rico con esto, o hacerme famoso, es simplemente poder cantar mis canciones y expresarme. Yo trabajo en la tele, porque de eso vivo, me entretiene, encuentro una pega entretenida, la raja, pero si fuera por mí tocaría y haría teatro nomás, que es más interesante. El teatro a mí me gusta y siempre estoy tratando de estar en el teatro, la tele si bien es otro formato que también me gusta, lo encuentro entrete, pero si pudiera prescindir de él, lo haría.


 
Cuando hay músicos que vienen desde el mundo de la televisión, se les exige más… Se me ocurre en este momento a Sergio Lagos, por ejemplo.

Yo creo que hay un prejuicio también, hay un prejuicio en el sentido como que hay muchos músicos que llevan mucho tiempo haciendo esto y creen que pa’ uno es súper fácil porque sale en la tele, y es un prejuicio, porque de hecho para mí no fue nada de fácil, no te voy a decir que ha sido más difícil, pero ha sido igual que cualquier cabro que agarra su banda y está tocando, no porque salga en la tele me van a invitar al Festival de Viña, no, al contrario, estoy tocando en los locales donde se toca, estoy tocando puertas pa’ que te pesquen, en ese sentido yo creo que sí es un prejuicio y yo trato de combatir ese prejuicio con trabajo y perseverancia. Si el tipo que pensó eso cuando saqué mi primer disco, después saqué otro y saqué otro, y pienso sacar más todavía. Mi técnica para callar ese prejuicio es ser súper honesto también y dedicarme a lo que yo me quiero dedicar, sin desviarme por esas opiniones.
Tu nombre sonó durante un tiempo para interpretar a Miguel Tapia en la película Los Prisioneros, ¿qué pasó en el camino?
Envejecimos poh (risas), pasó ene tiempo desde que el Matías Cruz hizo el proyecto. Este proyecto yo creo que el Matías lo tiene desde el 2004 o el 2005 por ahí, yo estaba empezando a hacer tele el año 2003 y creo que el año 2004 me debe haber llamado para este proyecto donde yo iba a ser Miguel Tapia, el Héctor Morales iba a ser Jorge González y el Eduardo Pacheco iba a ser Narea, pero se demoró mucho todo, entonces pasaron no sé, tres años, y ya uno no estaba para ponerse uniforme, porque la película iba sobre la prehistoria de Los Prisioneros, entonces no daba y Matías decidió hacerlo con actores más desconocidos, más chicos, que dieran más con el casting y nosotros lo apoyamos en eso, porque yo feliz lo hubiera hecho, pero por plata, por tiempo, por muchas cosas los proyectos en cine en general se demoran harto tiempo en realizarse, entonces ya se nos pasó la vieja (risas)

Con Julio Pino lanzaste el disco De Paseo el 2012, ¿cuáles son las proyecciones que tienes para este año con la banda?


La idea este año sería tocar, básicamente tocar, mostrar el disco, tocar en todas las partes que se pueda y darnos a conocer como banda, que la gente reconozca a la banda más que a uno, que conozca las canciones, lo que más queremos es tocar lo que más se pueda en todas partes.

Dentro de las telenovelas en las que has trabajado, hay una donde eras miembro de una banda, en esa banda estaba también el Mario Horton, ¿qué recuerdos tiene de esa época y esa banda?
Floribella era eso, yo era baterista de la banda, igual era chico y era entretenido también, no soy baterista pero hago un ritmito por lo menos, nos entreteníamos, pero era súper mula también, yo me reía, Mario Horton no había tomado una guitarra en su vida y era el guitarrista…


Ahora hace topless…

Sí (risas), ahora es vedetto, nada, yo me entretenía, yo tocaba ahí, pero no requería de gran despliegue escénico, sino más que nada hacer el mono nomás y todo eso, yo lo pasaba bien porque era entretenido estar en la batería, mientras teníamos que esperar agarraba el bajo y me quedaba ahí, era como chori tener elset armado, pero más allá de eso era el monito nomás.


Hace un rato mencionaste que de niño fuiste a los conciertos de Metallica y Guns ‘n’ Roses, ¿Qué música escuchas ahora?


Últimamente he estado más abierto a lo latino, a lo latinoamericano, las percusiones, distintos ritmos, ahora está bien de moda la cumbia y todo eso, pero hay cosas que van más allá de la cumbia, hay miles de ritmos que hay en Latinoamérica. Nuestro baterista era el percusionista de los Difuntos Correa, el percusionista nuestro era el baterista de los Pata ‘e Cumbia, el disco lo produjo el Nico Torres que es de Silvestre, entonces hay harta influencia como latina que a mí siempre me ha gustado. Siempre he sido fanático de Los Jaivas, Café Tacvba, ahora me llega, antes lo escuchaba, rico y todo, pero no llegaba a transportarlo a una canción, era siempre más Pop.

En el disco De Paseo se percibe esa influencia latinoamericana, hay un trabajo rico en percusiones…


Sí, está bueno porque nos tomamos más en serio esto de tener baterista y percusionista, creo que marca el sonido del grupo, o queremos que lo haga, y también fue un aporte del Nico Torres en recalcarlo. Parte del sonido de Julio Pino es este Pop con percusiones y elementos latinos.

¿Algún referente musical actual?

Últimamente le he estado poniendo oreja -hablando de Pop, porque yo soy Pop, digamos, para componer- a Juanes, que lo descubrí hace poco, últimamente me he puesto a escuchar y es rico lo que él hace, porque es como un Pop que tiene un saborcito, le he encontrado harta gracia, bueno por algo es reconocido mundialmente, es bien capo.




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